Al llegar a cierta edad tenemos que empezar a enfrentarnos a los signos de la madurez. Nuestra piel es el signo visible de la edad y usar un tratamiento antiedad adecuado es imprescindible para combatir las arrugas y otros síntomas del envejecimiento. Ya a partir de los 25 años empezamos a perder colágeno en la piel y deberíamos haber empezado a pensar en su cuidado: hidratación, protección del sol, no fumar, reducir el estrés, cuidar la alimentación, etc. Pero, ¿A que nadie nos había avisado?
Y llegados los 40-50 años, unas antes y otras después, sólo nos queda empezar a batallar contra las incipientes arrugas y será un ritual que durará el resto de nuestras vidas. Elastina, colágeno, ácido hialurónico, glicación, radicales libres, ... ¿Os suenan estas palabras? Queremos que cada una de vosotras lo entendáis, sepáis identificar vuestros problemas específicos de la piel y empecéis vuestro Tratamiento Antiedad; desde Virginia Nogués os daremos las armas para conseguirlo.
Empecemos por los conceptos básicos. En general dividimos la piel en tres capas y cada una de ellas tiene su implicación en proceso de envejecimiento y generación de las arrugas:
En esta capa encontramos:
La queratina blanda (la dura es la que tenemos por ejemplo en las uñas), es una proteína que forma una capa fibrilar protectora. La queratina, con la edad, se presenta de forma quebradiza y seca y se va desprendiendo de la piel, por lo que es importante mantener una capa lo más gruesa posible hidratando la piel y favoreciendo la renovación celular.
También encontramos la melanina, un pigmento oscuro que ayuda a proteger de forma natural capas más profundas de los rayos del sol. Como curiosidad, dependiendo de la cantidad y tipos de melanina que tengamos queda definido nuestro color de la piel dándole unas propiedades concretas. Como a la larga la producción de melanina se ralentiza, es importantísimo protegernos del sol.
El colágeno, una proteína que es como el ladrillo y la elastina, una fibra, podríamos equipararla al cemento. Imaginaros lo que pasa si vamos perdiendo colágeno y la elastina se desorganiza con el paso de los años: perdemos elasticidad, fliexibilidad, volumen, densidad, etc. Incluso existe una rotura de los vasos capilares que no permite la correcta circulación sanguínea por lo que disminuyen los nutrientes y el oxígeno de nuestra piel haciendo perder nuestro tono rosado de la juventud.
En la dermis el ácido hialurónico juega un papel muy importante como soporte del colágeno, incentivando también su producción. Entre sus propiedades destaca la capacidad de absorber grandes cantidades de agua, necesaria para una buena hidratación, dando un efecto “cojín” a la piel. La mala noticia es que se calcula que hacia los 50 años ya hemos perdido el 50% del ácido hialurónico, la buena es que conseguiremos reconstituirlo a través de tratamientos específicos y de nuestra alimentación.
Este contenido en grasa nos permite regular la temperatura de nuestro cuerpo y mantener el calor. La pérdida de tejido adiposo se traduce en pérdida de volumen y aparición de arrugas más profundas.
Asimilados los conceptos básicos, poco a poco os iremos introduciendo de forma sencilla y paulatina en los nueve signos de la edad en nuestra piel para que podáis identificar cuál es vuestro tratamiento ideal. Y, lo más importante, cómo nuestros productos antiedad luchan contra estos signos con los mejores ingredientes y activos como el Coenzima Q10, el Argireline o el revolucionario péptido BONT-L, que actúan en profundidad en nuestra piel.
Sandra Monegal
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